[Concisa, Natalia] Modelo de Vulnerabilidad: Parte 4
Un final tranquilo pero profundo. Con más matemática que filosofía y más preguntas que respuestas. Con una fórmula que no llega a ser fórmula pero que ordena. Y con un cierre muy shakesperiano
Si querés leer o releer la Parte 1 del Modelo donde desarrollé el concepto de Vulnerabilidad Inherente podés hacer click acá. En la Parte 2 continué con la clasificación y explicación de 8 tipos de vulnerabilidades (y podés hacer click acá para leerla).
La Parte 3 de este Modelo tuvo sus buenos descargos, algunas explicaciones, un poco de filosofía (como siempre) y hasta un poema de Tolkien.
Fue como un post “cuarto intermedio”. Algo de repaso de las partes 1 y 2 y algunas vueltas necesarias para terminar de darle forma a un tema complicado para mí, especialmente porque lo escribí en medio de un gran momento de vulnerabilidad. Yo, la chica que necesita perspectiva para escribir, para analizar y para entender, me largué en medio del baile.
Y fue complejo. Difícil de afrontar. Fue más brutal que poético. Y probablemente lo siga siendo. Pero he tomado un poco de distancia para el cierre.
Y aquí estamos y toca cerrar. Tengo claro lo que nos quedó pendiente (los detractores de Brené) y el tema de plantear límites a esto de la vulnerabilidad, específicamente a la vulnerabilidad que podemos elegir. O más que límites, condiciones. Definir variables decisoras. Agregar alguna fórmula. Plantear la defensa.
Intentar modelar de alguna forma toda esta cuestión.
Creo que es la única forma en que pueda darle un cierre a todo esto. Porque me gustan los riesgos calculados. Porque me gustan los supuestos, las condiciones. Me gusta negociar con el mismísimo destino algunas veces.
Y recién luego de todo esto, entregarme.
¿Vamos?
Las condiciones mínimas necesarias para que la vulnerabilidad no sea un riesgo estúpido e innecesario
Y ahora sí, un resumen algo simplificado de algunas de las opiniones de los anónimos detractores de Brené1:
Su definición de vulnerabilidad es demasiado amplia y puede interpretarse de diferentes maneras.
Su trabajo no tiene en cuenta el papel de las dinámicas de poder en las relaciones.
Sus investigaciones no pueden aplicarse de forma generalizada a todos los tipos de situaciones.
Su trabajo puede verse como una forma de promoción de la “mentalidad de víctima”.
Demasiado interesante.
Y vamos a profundizar un poco en cada una de ellas.
1. Definición amplia de vulnerabilidad
No voy a negar la satisfacción que tuve al leer esta crítica luego de haberle dedicado horas de gimnasia mental a mi clasificación de la vulnerabilidad en 2 Categorías y 8 sub-categorías:
Vulnerabilidades Fundamentales: inherentes, infantiles, sociales y afectivas.
Vulnerabilidades Funcionales: experienciales, laborales, aficionales y heroicas.
Porque el tema es amplio y pedía a gritos algún tipo de ordenamiento. Hablamos de exponernos a infinidad de factores, situaciones, personas, vínculos, experiencias, dinámicas y fuerzas. Y me quedo corta.
Y además hay que considerar lugares, momentos, condiciones, objetivo, estrategia, lo que está en juego, lo que no. Si somos egoístas al hacerlo. Si somos responsables. Conscientes. Estúpidamente arriesgados. O ridículamente cautos. Ilusos. Confiados. Si estamos atentos al riesgo. Dispuestos a pagar las consecuencias. Si tenemos plan A. Plan B. Si estamos solos o acompañados. Si somos niños o adultos. Si estamos perdidos o sólo un poco confundidos.
Y me quedo corta, una vez más.
Probablemente mi clasificación no sea perfecta. Pero siempre es mejor una clasificación a ninguna clasificación, ¿no?
2. La vulnerabilidad y las dinámicas de poder
Interesante tema y acaso la “red flag” (advertencia) más grande e importante cuando hablamos de vulnerabilidad. Considerando que al evaluar ser vulnerables estamos abriendo la posibilidad de exponernos a “ser heridos o recibir lesión, física o moralmente”.
Partimos de la base (siguiendo a Brené) de que la vulnerabilidad es un ingrediente necesario para lograr conexión e intimidad. Y de que la búsqueda de conexión es lo que nos da propósito y significado a nuestras vidas.
Pero creo que resulta importantísimo entender cuándo abrirnos a esas conexiones. Y cómo. Y dónde. Y ante quién.
Las "dinámicas de poder" se refieren a las interacciones y relaciones que existen entre las personas basadas en el poder y la influencia. Estas dinámicas implican la distribución y ejercicio del poder en las relaciones, grupo o sociedad, y cómo esto afecta a las personas involucradas. Estas relaciones pueden ser de naturaleza romántica, de amistad, familiar o laboral, entre otras.
Muchos (la mayoría diría yo) de comentarios que analicé del grupo de Reddit hacían mención específica a la vulnerabilidad en entornos laborales. Y es que Brené hacé mucho hincapié en su trabajo con CEOs y en cómo las organizaciones pueden beneficiarse a partir de la vulnerabilidad.
Yo estoy de acuerdo, pero con varios “peros”.
En este punto resulta interesante analizar los resultados de un estudio clave realizado en 1959 por los sociólogos sociales John R.P.French y Bertram Raven en el cual distinguían cinco categorías de poder organizacional o social:
Referente y experto (ambas bases de poder informal)
Legítimo, recompensa y coercitivo (todas bases de poder formal)
Más tarde se agregaron 2 dinámicas adicionales: poder de información y de conexión (entendiendo esto como el acceso a ciertos recursos)2
Dependiendo en qué tipo de dinámica de poder organizacional nos encontremos, nuestra disposición a la vulnerabilidad será más o menos riesgosa o más o menos inteligente. ¿Voy a ser vulnerable frente a una persona sociópata de la cual depende mi posición en la organización? ¿Mi sueldo? ¿Mi reputación? ¿Voy a ser vulnerable ante un equipo que necesita un liderazgo firme? ¿Ante un equipo que está estresado y/o presionado?
Nada de todo esto es blanco o negro, pero me parece importantísimo hacer el análisis previo. Y responder a varias preguntas antes de “abrirnos” sin miramientos.
Por otro lado, si analizamos las relaciones de índole más personal, existen 3 dinámicas de poder que pueden darse en una relación:
Demanda y retirada
Tomar distancia y perseguir
Miedo/ansiedad y vergüenza/evasión3
¿Algo más importante que entender dónde estamos parados en una relación de índole personal? ¿Cuál es el balance de poder? ¿Cuáles son las ataduras y de qué tipo? ¿Qué tan vulnerables vamos a ser frente a una persona que quizás pueda tomar ventaja de nuestras vulnerabilidades?
No es mi intención ahondar en cada una de las dinámicas de poder mencionadas, pero creo importante que antes de optar por exponernos (especialmente en los casos de vulnerabilidad social, laboral y afectiva) analicemos el tipo de dinámica de poder en el que estamos inmersos. Los pros y contras de hacerlo. El contexto para la vulnerabilidad.
Y muy especialmente las implicancias asociadas.
Entiendo que no sea muy popular eso de ser vulnerables “calculadamente”, pero prefiero estar de este lado de la balanza y no del otro, en el que nos enfrentamos a algún desbalance en contra nuestro y no lo tuvimos en cuenta a la hora de exponernos.
3. Vulnerabilidad en diferentes tipos de situaciones
Si el punto anterior menciona tipos de relaciones, aquí deberíamos hacer un análisis un poco más contextual y situacional con preguntas del tipo: qué, quién, cómo, cuándo, por qué, hasta dónde.
Y para graficarlo nada mejor que las vulnerabilidades experienciales, esas que derivan del deseo de querer experimentar el mundo en primera persona. Y cuando el mundo es explorado por una persona miedosa como yo, la noción de vulnerabilidad es absolutamente palpable y está presente en cada paso de la travesía.
Hay una frase que pronunció Georgia O’Keeffe (pintora estadounidense) que me representa muy especialmente cuando viajo y dice así:
“He estado absolutamente aterrada en cada momento de mi vida y nunca he permitido que eso me impida hacer algo que quisiera hacer”.
Tuve la buena fortuna de poder recorrer el mundo sin compromisos ni ataduras (Europa y especialmente el Sudeste Asiático) durante 9 meses. Y nadie puede creer que yo sea una persona miedosa.
Pero lo soy, absolutamente. Y he llegado a la conclusión de que mi curiosidad es más fuerte que el miedo a la exposición.
Nunca soy más absolutamente consciente de la vulnerabilidad que cuando viajo, pero me preparo mucho para enfrentarme a algunas de ellas.
A las inherentes simplemente las ignoro. Opto cada día por no pensar en la infinidad de eventos fortuitos a los que me expongo cuando viajo. Y lo sé de primera mano ya que durante mis viajes esquivé tifones en Japón y Filipinas. Gases lacrimógenos en Hong Kong. La erupción de un volcán cerca de Manila. Un tiroteo en Tailandia. Lidié con el estallido de una pandemia mundial estando en Asia. Y el último evento inherente que me pasó muy cerca fue el que más me impactó, el atentado terrorista en el centro de Estambul en noviembre de 2022. Estuve paseando por el lugar exacto de la explosión una semana antes.
Conozco muy bien mi mente y sé que no vale la pena ahondar en las vulnerabilidades inherentes cuando viajo. He aprendido simplemente a ignorar las probabilidades y seguir. Porque el mínimo roce de mi cabeza fabuladora con ciertos escenarios podría implicar en mi caso tomar el primer avión de vuelta a casa.
Para las otras vulnerabilidades me preparo lo mejor posible. Algunos podrán decir que “exageradamente”, pero creo que las reglas anti-vulnerabilidad son las más personales de las reglas.
En lo que respecta a salud y finanzas, soy prácticamente una obsesiva con mis recaudos. Mi seguridad personal como mujer viajando sola es otro de los aspectos a los que le presto especial atención.
Pero una vez asegurado todo lo anterior, soy la persona más felizmente vulnerable en lo que respecta a exponerme a conocer gente y experimentar todo tipo de intensidad emocional.
Si se me habrá roto el corazón viajando… pero ha valido absolutamente la pena.
4. La vulnerabilidad como forma de promoción de la “mentalidad de víctima”
La mentalidad de víctima es un estado mental en el que una persona siente como si el mundo estuviera en su contra. Y una persona que no sabe medir ni ponerle límites a la vulnerabilidad terminará provocando situaciones que reafirmen esta idea.
Las personas con una mentalidad de víctima sostienen tres principales creencias:
Cosas malas les han sucedido en el pasado y les seguirán sucediendo en el futuro.
Otros son los culpables de sus desgracias.
No tiene sentido intentar hacer un cambio porque no funcionará.4
Analizando estas 3 características no resulta del todo difícil inferir que la noción de vulnerabilidad inherente puede llegar a alimentar la idea fatalista de que cosas malas nos pueden ocurrir a la vuelta de cada esquina (porque una persona con mentalidad de víctima nunca analizará las probabilidades de los sucesos).
Ser estúpidamente vulnerables puede llegar a alimentar en nosotros la idea paranoica de que todos quieren hacernos mal.
Y por último, es muy fácil culpar a la vulnerabilidad y a los riesgos de exponernos a diferentes situaciones en la vida por nuestra falta de acción y cobardía.
No hace falta demasiada gimnasia mental para que la vulnerabilidad pase de ser un círculo virtuoso a un círculo vicioso.
Depende de los límites que le pongamos.
¿La fórmula de la vulnerabilidad?
No sé si llegaré a una fórmula, pero a definir una matriz y algunos checklists seguro.
La lista de chequeo, también llamada hoja de verificación, checklist, planilla de inspección y/o hoja de control, es un formato utilizado para recolectar datos por medio de la observación de una situación o proceso específico. Esta herramienta es una de las siete herramientas de la calidad.5
Sacando las vulnerabilidades menos selectivas del modelo (las inherentes y/o infantiles), creo que no es del todo conveniente andar por la vida a pura vulnerabilidad. Tenemos que ser selectivos y saber administrar las vulnerabilidades.
Elegir. Priorizar.
Entonces el primer paso será “acomodar” las vulnerabilidades en orden de prioridad. Entender que somos finitos y que todo compite por nuestra energía, tiempo y dedicación.
Y que siempre vale la pena arriesgarse, pero ordenadamente. Porque abarcar mucho de una sola vez puede traer consecuencias inesperadas. Creánme.
Y para poder empezar a priorizar correctamente creo que sólo una pregunta es válida a modo de disparador:
Checklist 1: ¿De qué me arrepentiría en mi lecho de muerte si la muerte me llegase mañana mismo?
Y luego acomodar la vida (y las vulnerabilidades) alrededor de eso. Y permítanme el cliché, pero se puede. Siempre se puede acomodar la vida para al menos intentar vivirla de una manera más auténtica. Pero hay que saber mirar. Hacerse las preguntas correctas. Correrse de los deseos pre-fabricados. De la victimización. Entender qué es lo que verdaderamente nos mueve.
Aquello que no nos perdonaríamos no perseguir.
Y luego analizar y poner todo en una balanza (o en una matriz).
Y por último, planificar.
Una matriz de vulnerabilidades
¿Qué es más importante? ¿A qué deberíamos prestar más atención? ¿Qué es lo más urgente? En esto consiste la matriz de priorización. También denominada matriz de criterios, esta matriz consiste en un arreglo de filas y columnas que enfrentadas permiten realizar una elección, que con base en la selección, ponderación y aplicación de criterios debería ser la mejor6.
Vamos a ir con la matriz más simple posible:
2 Variables: Nivel de Vulnerabilidad y Nivel de Recompensa
2 Niveles para cada Variable: alto y bajo
¡Y voilà!
La matriz funciona para cualquiera de los tipos de vulnerabilidad más controlables y básicamente lo que nos dice es que si vamos a arriesgarnos en grande, al menos nos aseguremos de que la recompensa valga la pena.
Pero previamente debemos comprobar con el Checklist 1 de que el tipo de vulnerabilidad que elegimos poner en la matriz es el que verdaderamente nos mueve.
No sean como yo que equivoqué mi orden de prioridades (y vulnerabilidades) durante demasiado tiempo, priorizando exponerme al crecimiento laboral (por sobre otros objetivos) con apuestas altas y recompensas bajas.
Doble error.
Luego de la matriz es momento de plantear más preguntas existenciales porque vale la pena revisar algunas cuestiones adicionales cuando nos enfrentamos con la posibilidad de un salto al vacío:
Checklist 2:
¿Qué tanto va a gratificarme el hecho de exponerme a una situación de vulnerabilidad?
¿Soy consciente de que este tipo de exposiciones no tienen garantía?
¿Estoy preparada a sufrir las consecuencias? ¿Habrá valido la pena?
¿El deseo que me empuja es genuino? ¿O es un mero capricho, moda o deseo impuesto?
¿Cómo es la ecuación de poder a la que me enfrento? ¿Alguien podría sacar ventaja de mí en esta situación?
¿Saberme vulnerable es algo que me frena por miedo?
¿Cómo balanceo las posibles consecuencias de todas las vulnerabilidades que me rodean?
Este modelo tiene la más caótica de las fórmulas, así que las preguntas pueden entrecruzarse. Es posible ir y volver por sus etapas. Tildar lo que valga la pena. Repetir pasos.
Pero lo importante es analizar conscientemente lo que demasiadas veces hacemos de manera inconsciente. O automática. O por inercia.
Mi turno
Y como cada uno de estos Modelos son absolutamente personales, es momento de aplicar las premisas definidas a mi vida, definiendo mi propio orden de prioridades para mis vulnerabilidades:
Experienciales
Aficionales
Afectivas
Laborales
Sociales
Heroicas
Luego de demasiados años priorizando exponerme a infinitas situaciones de vulnerabilidad en pos de un ascenso, de la validación de mis pares en el ámbito profesional y/o de un aumento de sueldo, finalmente me hice la pregunta del Checklist 1, y la respuesta fue que mi mayor arrepentimiento sería el de no haber explorado el mundo.
¿Lo hice de un día para el otro? ¿Acaso seguí ciegamente a mi corazón como plantean los humanistas? ¿Di el salto al vacío sin preocuparme por lo que me recibiría al final del precipicio?
No y si.
Cuando finalmente pude ordenar mis prioridades, me ocupé de analizar mis posibilidades a partir de la Matriz de Vulnerabilidades. Y luego me hice mil preguntas más. Para finalmente aplicar el último paso de la fórmula:
Planificar: Armar un presupuesto, un cronograma. Definir premisas. Tomar decisiones trascendentales. Definir Plan A y Plan B. Ejecutar.
Un año completo me tomó el proceso desde que descubrí la respuesta hasta que pude intentar hacer realidad esa vida más auténtica.
¿Si acaso pude evitar todas las vulnerabilidades? Claro que no. Pero hice mi mejor esfuerzo. Intenté cubrir escenarios. Estar preparada. Y luego vino la mano que mueve los hilos a reírse de mí.
Pero son las reglas del juego.
A modo de repaso
Ordenar. Priorizar. No abusar ni exagerar. Poner todas las variables en la balanza y en la matriz. Hacerse mil preguntas existenciales. Planificar.
Y recién después saltar al vacío.
Esta es mi fórmula. Perfectible por supuesto. Podría modelarla mucho más. Podría definir más preguntas incómodas y parámetros y variables decisoras. Pero me guardo para hacerlo cuando tenga un poco más de perspectiva de uno de los momentos más vulnerables de mi vida.
Cuando me asegure de haber aterrizado sana y salva. Cuando sea capaz de recordar una y otra vez mi orden de prioridades (y no olvidarlo a cada momento). Cuando pueda administrar un poco mejor todas las cosas a las que me expongo todo el tiempo.
Entonces seré capaz de retomar este Modelo desde la frialdad. Desde la seguridad (esa que en el fondo nunca existe). Desde la moraleja.
Por ahora me conformo con dejarlo acá.
Siendo plenamente consciente de que aún con todos los recaudos, todas las fórmulas y preguntas y clasificaciones, el universo espera que entreguemos algo antes de congraciarse con nosotros. Y se da el lujo de algunas veces incumplir su parte del trato.
Ser o no ser vulnerables, esa es la cuestión
Ya analizamos los peligros del exceso de la vulnerabilidad. O de la vulnerabilidad sin análisis, sin preparación.
Sin límites.
Pero ahora toca analizar la otra cara de la cuestión. ¿Qué pasa cuando nos falta vulnerabilidad?
Elegir la vulnerabilidad implica tener la valentía de tomar decisiones difíciles. Priorizar un camino sobre otro. Implica vivir la vida de una manera auténtica, o al menos intentar algo cercano a eso. Aunque después me retuerza y maldiga esa autenticidad.
Porque me hizo perder oportunidades, amores, ascensos.
Vulnerabilidad es no conformarse y apostarlo todo. Aunque una sea exitista y le deba cierto éxito al mundo.
Por suerte hace rato que no me lo debo a mí misma.
Vulnerabilidad es intentar no caer en las mil trampas que fueron diseñadas para que nos olvidemos de que somos intrínsecamente vulnerables. Y lo digo yo, que hasta hace muy poco creí que podía “elegir” esta cuestión.
Ilusa.
Creo que nos programan para que no queramos ser vulnerables. Para que elijamos la seguridad, la comodidad.
¡Pero si está en la naturaleza misma del hombre el arriesgarse!
Millones de años viviendo a merced de las 1000 plagas de Egipto ¿y ahora nos da miedo que nos rompan el corazón? ¿Que nos vean como débiles? ¿Que se nos lastime el orgullo? ¿Que no nos contesten un mail, un mensaje, un llamado? Somos una oda a la fragilidad. A la anti-vulnerabilidad. O a la ilusión de la anti-vulnerabilidad. Porque nos olvidamos de esa cualidad intrínseca, y al olvidarnos de eso, de que cualquier tarde de camino a la farmacia podemos no volver, al olvidarnos de eso le damos demasiada importancia a tantas otras cosas que no valen la pena.
¿En qué momento compramos tanta seguridad? ¿Tanto orgullo? ¿En qué momento nos convertimos en los seres más frágiles de toda la evolución? Extremadamente cautos. Miedosos. Mega evaluadores. Amantes de las planillas excel y de los huevos orgánicos entregados en la puerta de nuestras casas.
Y cómodos. Calculando, midiendo. Perdiéndonos de tanto. Hasta de nosotros mismos.
Y si me atrevo a hablar de todo esto es porque lo hago no desde ningún pedestal, ni con una fórmula mágica bajo el brazo. Lo hago desde el lugar de la más calculadora de las criaturas. Y la más miedosa también. Orgullosa, frágil.
Pero con una sola ventaja.
Que cuando cayó el velo para mí, cuando apareció la bendita pregunta, la noción de lo insoportablemente leve que es la vida. Efímera. Frágil. Cuando todo esto ocurrió yo pude honrar aquello que no sería capaz de perdonarme dejar en el tintero.
Para mí honrar y vulnerabilidad fueron de la mano. Me preparé muchísimo. Pero ese muchísimo no alcanza. Ni ninguna fórmula o secreto. Porque es imposible prepararse para lo brutal que existe del otro lado de lo que debía ser y no fue. Para los errores de cálculo. Para lidiar con ese sentimiento de finitud que todo lo abarca el día que nos decidimos a saltar.
Todo cambia. La vulnerabilidad cambia la manera en que miramos el mundo. La manera en que lo analizamos. Cambian los deseos. Los miedos. Las prioridades. El eje temporal que regía nuestras vidas. Todo se desordena y adquiere un nuevo orden. Pero en el medio nos perdemos, nos confundimos Vivimos desorientados un tiempo. Nos encontramos en un nuevo lugar de la existencia. Descubrimos que el resto del mundo no cambió. Que un día cualquiera recibo un reto por llegar 5 minutos tarde. Y yo miro a esa otra persona desde una galaxia tan lejana. Y querría gritarle que 5 minutos no cambian la ecuación. De que hay cosas más importantes en la vida. De que yo estoy luchando con cosas más definitivas.
Pero no puedo gritar y no puedo mirar el mundo desde otra galaxia. Sólo es cuestión de amigarme con mi vulnerabilidad. Con los riesgos que he tomado y con sus consecuencias.
Y por sobre todas las cosas, no olvidar.
No olvidar el nuevo lente adquirido. El nuevo ordenamiento de prioridades. Mi nueva levedad.
Todo gracias a las vulnerabilidades de las cuales tanto he renegado.
No olvidar que soy un organismo luchando contra miles de años de evolución. Contra peligros irreales. Mientras olvido el más básico de los peligros.
No olvidar que a cada minuto hay que forjar el coraje y la valentía porque caminamos sobre arenas movedizas de excusas y comodidad. Que no hay nada peor y más brutal que enfrentar los miedos pero que esa conquista habrá compensado todos los dolores.
No olvidar que “la vida es un sueño diminuto, un espejismo de luz en una eternidad de oscuridades”7.
No olvidar que cualquiera de nosotros puede morir mañana mismo. Y que esa es la más definitiva de las vulnerabilidades.
Fin Modelo de Vulnerabilidad 🖤
PD: si algún día me lee, un besito para Brené Brown
Gracias por llegar hasta acá :)
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Encontré un grupo de Reddit llamado “Why do I hate Brene Brown?” (¿Porqué odio a Brené Brown?). De ahí resumí los puntos mencionados en el post.
Kovach, Mary (2020) "Leader Influence: A Research Review of French & Raven’s (1959) Power Dynamics," The Journal of Values-Based Leadership: Vol. 13 : Iss. 2 , Article 15.
https://www.ingenioempresa.com/lista-de-chequeo/
https://www.ingenioempresa.com/matriz-de-priorizacion/
Frase de Rosa Montero
Que mejor manera de despertarme y leer esta pieza!